6/10/11

Implantan neuroestimulador para controlar el Parkinson *


Implantan neuroestimulador para controlar el Parkinson

Raúl Álvarez estaba despierto y cantando música de los Beatles mientras lo inyectaron, abrieron con bisturí e hicieron con un taladro orificios en su cráneo para incrustar dos electrodos en su cerebro.

Raúl Álvarez se mantuvo despierto y cantaba música de los Beatles mientras los especialistas lo inyectaron, abrieron con bisturí e hicieron con un taladro orificios en su cráneo para incrustar dos electrodos en la estructura profunda del cerebro que, luego de 24 horas, fueron estimulados eléctricamente por un cargador especial con pilas puesto debajo de su clavícula para activar las área nerviosas que lo mantenían rígido y sin control de su cuerpo a causa del Parkinson.

Luego de dos intentos de suicidio y de tomar por once años grandes cantidades de levodopa, medicamento para disminuir la rigidez, que sólo agravó su enfermedad, Álvarez Montejano, de 57 años de edad, decidió someterse al primer implante de neuroestimulador para el mal de Parkinson en el Centro Médico Siglo XXI.

Para ello sólo requirió de anestesia local, la colocación de un aparato, conocido como anillo, que se clavó en su piel y cráneo, y ubicó de manera específica las áreas de la corteza craneal por donde debían taladrar y efectuar los orificios para meter los electrodos. Todo bajo una previa preparación de tomografías, resonancias magnéticas y la vigilancia de un equipo multidisciplinario que checaba el desarrollo de la operación a través de pantallas computarizadas.

“Se hace la operación despierto porque el paciente estaba rígido y durante la colocación de los electrodos comenzó a flexibilizarse su cuerpo, primero del lado derecho y luego del izquierdo. Los electrodos se ajustan en 24 horas, en frecuencia y voltaje, y la batería dura más o menos tres años. Las nuevas tecnologías nos dan posibilidad hasta de nueve”, dijo Luis García, neurocirujano del Hospital de Especialidades del Centro Médico Siglo XXI y encargado de la operación.

Sin cabello de por medio y por la nuca los expertos comenzaron a efectuar la colocación de los electrodos, y conforme se avanzaba con el taladro, que exponía las áreas del cerebro a tratar, se eliminaban los residuos destruidos de cráneo, para limpiar el área.

“¿Duele?”, preguntó el doctor, a lo que Álvarez respondió negativamente. Al tiempo que con dos largos aparatos, que tenían las coordenadas exactas del cerebro, introdujeron los electrodos.

Durante la operación y el taladrado, Álvarez comenzó a seguir órdenes: levantar los pies, cerrar y mover la mano izquierda que temblaba sin control, extendía y levantaba las piernas, los dedos de los pies, y fue cuando debajo de la clavícula colocaron las pilas.

Antes de la intervención quirúrgica, el retirado técnico en refrigeración y aire acondicionado explicó que por años fue una persona común que gustaba de los maratones, de cantar música de los Beatles y dedicado a sus hijos.

El diagnóstico

“Yo corría muchos maratones. Los compañeros con los que entrenaba me dijeron: ‘Raúl, tu brazo no lo mueves’. Uno se iba quedando (paralizado) y el otro se movía como locomotora. Fui a ver a un médico especialista, un neurólogo, y me dijo que lo más seguro es que tenía Parkinson”, narró Álvarez.

Después “ya me bañaban, me vestían y me daban de comer en la boca, es una tragedia”, abundó.

Por su problema de salud la gente lo llegó a calificar de drogadicto o enfermo mental, además por la medicación perdió el olfato, su cara quedó acartonada, lloraba involuntariamente, padecía de insomnio, sufría de resequedad en la boca y por lo mismo de dificultad para hablar.

Tardó años, dijo, en aceptar la enfermedad. De hecho algunas veces pensó en suicidarse, tirarse del segundo piso de su casa, porque muchas de sus habilidades se estaban perdiendo.

“Mi afición por los Beatles ha sido tal que tengo un hijo llamado Paul, teníamos un perro que se llamaba Ringo, una perra que se llamaba Yoko Ono, sobre todo para recordarlos y no olvidarlos. Los Beatles me impactaron de niño, pero ahora en mis momentos más tristes de ansiedad me puse mis audífonos y escuche a los Beatles y eso me dio mucha paz, y después descubrí que la música va penetrando en las áreas del cerebro”.

Por lo mismo, dijo, cuando en el Seguro Social le hablaron de la oportunidad de mejorar su vida con la operación y que eso podía ayudar a otros enfermos, decidió alejar el suicidio de su mente, ser más optimista y tener esperanza, el sueño de volver a ser como antes.

Ahora, Raúl Álvarez mueve las manos a voluntad, ambas al mismo tiempo, camina sin ayuda de nadie y sin dificultad, saluda y aprieta las manos de sus doctores. Es, como él dice, “un hombre nuevo”.

Claves

El padecimiento

• De acuerdo con la Academia Mexicana de Neurología, en México la prevalencia del mal de Parkinson es de entre 40 a 50 casos por cada cien mil habitantes.

• El Instituto Mexicano del Seguro Social atendió durante 2010 a 132 mil pacientes con dicha enfermedad.

• Normalmente se presenta a partir de los 60 años de edad, pero existen casos llamados de Parkinson temprano que se manifiestan desde la segunda década de vida.

México • Blanca Valadez

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